A siete meses de su muerte, la emoción de Ronis revive en más de un centenar de fotografías -poéticas escenas cotidianas, hermosos desnudos, comprometidos retratos de trabajadores- de la muestra, que acaba de inaugurarse en París.
Ronis solía decir que "la fotografía es la mirada. O la tienes, o no la tienes". La exposición 'Willy Ronis. Une poetique de l'engagement' ('Willy Ronis, una poética del compromiso') deja patente que el artista -quien inicialmente quería ser violinista- la tenía.
La muestra recorre, a través de más de 150 fotografías en blanco y negro, el heterogéneo trabajo de uno de los padres de la corriente humanista de posguerra, menos célebre que sus colegas Robert Doisneau o Henri Cartier-Bresson. "Para ser conocido, hay que ser 'etiquetable'. Yo también lo sabía, pero me daba igual", decía el artista.
La fotografía es emoción. La emoción la sentiréis ante la sonrisa de un niño o un tulipán en un jarrón. Ronis podía ser el fotógrafo melancólico de las calles de París, o de las íntimas escenas cotidianas, pero también el fotógrafo de los trabajadores.
Ronis solía decir que "la fotografía es la mirada. O la tienes, o no la tienes". La exposición 'Willy Ronis. Une poetique de l'engagement' ('Willy Ronis, una poética del compromiso') deja patente que el artista -quien inicialmente quería ser violinista- la tenía.
La muestra recorre, a través de más de 150 fotografías en blanco y negro, el heterogéneo trabajo de uno de los padres de la corriente humanista de posguerra, menos célebre que sus colegas Robert Doisneau o Henri Cartier-Bresson. "Para ser conocido, hay que ser 'etiquetable'. Yo también lo sabía, pero me daba igual", decía el artista.
La fotografía es emoción. La emoción la sentiréis ante la sonrisa de un niño o un tulipán en un jarrón. Ronis podía ser el fotógrafo melancólico de las calles de París, o de las íntimas escenas cotidianas, pero también el fotógrafo de los trabajadores.
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