Nuevamente una alfombra roja, este año más desmembrada y sin continuidad que nunca, sólo imágenes porque si, siguiendo la impronta del apuro y las llegadas. Algunas notas desaprovechadas como Susana Gimenez a la que 3 veces le preguntaron los mismo: de quién es el vestido? Un detergente interrumpiendo el presunto glamour prometido...
Tal vez, sea igual aquí que en cualquier lugar, el glamour es una mascarada de alquiler que dura poco y cuya cáscara cae fácil.
Temores previos a supuestos escraches, a tribuna política en medio de una ceremonia que picaba 26 puntos de pico de rating. Vestidos carísimos que se devolverán mañana despues de las 10 apenas abran los atelliers de los diseñadores del momento.
El homenaje a Alberto de Mendoza, merecidísimo! El reconocimiento a Suar como productor, merecidísimo tambien... Lástima que fue utilizado por la Asociación como carnada para que el gerente de programación que hace 10 años dio un portazo y habilito los premios Clarín Espectáculos para competir con los gauchos, regrese feliz.
Muchos premios, tambien merecidos, a un siempre olvidado Canal del Estado que este año, curiosamente, sacaron del ostracismo los 96 miembros de APTRA.
Justos, injunstos, claros, algo opacados, discrecionales, convocantes, alicaídos aunque siempre polémicos, los premios de la televisión argentina vuelven a pedir pista y a reunir a los que cuesta juntar.
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