Cada uno por su lado y con impactos disimiles, el gobierno nacional y el de la ciudad de Buenos Aires conmemoraron los 200 años de la Revolución de Mayo (Bicentenario en sus lecturas históricas, en realidad fue la revolución que abrió las puertas de la independencia nacional).
Por un lado la impactante reapertura del Teatro Colón luego de dos años de trabajos y presupuestos que necesitaron ampliarse. Por otro lado y en la 9 de julio, el escenario central estalló luego de las 21 hs con la presencia del Chaqueño Palavecino con una presencia superior al medio millón de personas.
Más allá de las suspicacias políticas e interpretaciónes periodísticas, está bueno que el teatro, la música y la cultura formen parte de las novedades que señalen los medios y que merezcan dedicación presupuestaria en los funcionarios no tomándolos como "gastos" sino como "inversiones".
En estas jornadas pudieron verse decenas de miles de personas coincidiendo con inmejorable convivencia, armonia y goce en una reunión heterogénea donde el denominador común era el disfrute por el arte. Toda una manifestación de principios para que tomen como ejemplo muchos otros, una clase de espectadores-ciudadanos a actores-políticos: se puede pensar distinto y estar unidos en paz y concordia en aquellas cosas que nos construyen en nuestra identidad nacional.
0 comentarios:
Publicar un comentario