Difícil tarea doblar la apuesta del entretenimiento y el rating tras tres temporadas de "Bailando por un sueño", sin embargo y en medio de lo predecible (jurados con los botines de punta para enfrentarse por lo que sea, vanidades a flor de piel al exponer ropajes cada vez más excéntricos y costosos y participantes deseosos de llamar la atención más que de bailar), hubo una excepción.
Sarah "Paddy" Jones de 75 años, inglesa y participante el año pasado del certamen gemelo español, se presentó por primera vez en el estudio de Ideas del Sur con la simplicidad de alguien que sólo se divierte al bailar y espera brillar con su propia luz y no oscurecer las luces ajenas con la sola finalidad de "ganar".
Una mujer que estudió danza en su infancia, y la vida junto a un matrimonio la alejaron de la profesión para reencontrarla luego de más de 40 años en el otoño de su vida. Vital, enérgica, flexible, y de bajo perfil dio cátedra de profesionalismo. ¿Cuántas hacedoras de espectáculos de nuestro país que se creen la reencarnación de Judy Garland, deberían hacer unos años de silencio después de ver la actuación oportuna y pudorosa de esta maravillosa bailarina?
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